sábado, 8 de noviembre de 2014

Espectacular imagen de un sistema solar en formación en torno a HL Tauri

Una imagen histórica, al menos para mí y para todos los que nos apasiona la Astronomía. Son muchos, muchos años, los que hemos imaginado la formación de planetas alrededor de una estrella recién nacida. Muchas las ilustraciones en libros y revistas: una joven estrella central, rodeada de unos anillos de polvo donde se irían esculpiendo por la acreción de materiales los futuros planetas.

Y por fin tenemos la prueba gráfica. La imagen ha sido obtenida por el observatorio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), un conjunto de 66 antenas que operando por interferometría nos proporcionan unas imágenes del cielo sin precedentes.

HL Tauri y su disco de planetas en formación (Creditos: ESO/NAOJ/NRAO)
La estrella central es HL Tauri, una joven estrella situada a 450 años luz de distancia de la Tierra. La estrella está inmersa en una rica región de formación estelar en la constelación de Taurus. En la siguiente imagen podemos ver la zona más amplia como la captó el telescopio espacial Hubble, junto con la zona ampliada de observación de ALMA.

La zona de HL Tauri, donde podemos ver a esta estrella junto con algunas otras con discos de polvo a su alrededor. (Creditos: NASA/ESA/ESO/NAOJ/NRAO)
No cabe duda que es una imagen histórica y que la cantidad de datos y conclusiones que se podrán sacar de imágenes como las que ALMA nos está mostrando van a revolucionar las teorías de formación de planetas.

domingo, 2 de noviembre de 2014

¿Cómo de oscuro es un cometa? El albedo de los cuerpos

La cantidad de luz que reflejan los distintos cuerpos astronómicos, depende del material que cosntituya la superficie de los mismos. En astronomía, esto se mide con el albedo, que es el porcentaje de la radiación reflejada respecto de la radiación incidente. Una reflexión del 100% (1.00 en forma decimal) correspondería a la refexión de toda la radiación incidente.

De esta forma, según los materiales que conformen la superficie o la atmósfera de los objetos del Sistema Solar, los albedos serán distintos. Por ejemplo, el albedo de la Tierra es de 0.38, lo que quiere decir que refleja el 38% de la radiación incidente.



El cuerpo del Sistema Solar que tiene un albedo mayor es Encélado, satélite de Saturno. Tiene una superficie formada por hielo que se va regenerando contínuamente por medio de geiseres (ver entrada de verestrellas) , lo que hace que su albedo sea de 0.99 (refleja prácticamente toda la luz que recibe).
Encélado, satélite de Saturno

Algunos de los cuerpos más oscuros son los núcleos de cometas (Halley, 0.04) y la mayoría de los asteroides. Por ejemplo, los satélites de Marte, Phobos y Deimos, tiene un albedo de 0.06 (sólo reflejan el 6% de la radiación que reciben).
Phobos, uno de los satélites de Marte

Cómo curiosidad diremos que la Luna, nuestro satélite, tiene un albedo de 0.07, sólo refleja un 7% de la luz que recibe. ¿A que no lo parece, en esas noches de Luna llena tan brillante?


Visto todo lo anterior, la duda que nos surje de inmediato es que en las imágenes que estamos acostumbrados a ver, no apreciamos esas diferencias de brillo en los distinos cuerpos. Esto es debido únicamente a un efecto de contraste con el fondo de las mismas, ya que el fondo del cielo es negro y las fotografías están hechas para que el objeto se vea, con la exposición correcta.

Por ejemplo, cuando observamos el núcleo de un cometa desde corta distancia, como lo está haciendo la sonda Rosetta con el 67P/ Churyumov-Gerasimenko, nadie diría que es un cuerpo bastante oscuro. El cometa luce espectacular contra el fondo absolutamente negro.

El cometa 67P Churyumov-Gerasimenko captado por la Rosetta
Si pudieramos ver juntos a varios cuerpos de distintos albedos, podríamos apreciar reamente las diferencias en la reflexión de las distintas superficies. Esto es lo que podemos apreciar en la siguiente composición de imágenes que ha confeccionado la ESA para ilustrar este hecho:

¿Ves los cuatro objetos?
Bastante ilustrativa es la imagen, sin duda. Si ya es llamativo el poco brillo de nuestra Luna (sobretodo comparado con el brillante Encélado), lo es aún más la oscura forma de abajo a la derecha, donde se adivina la silueta del cometa 67P. Aquí se aprecian a la perfección las diferencias de albedo entre los distintos cuerpos. Tengamos esto en cuenta de ahora en adelante, cuando observamos las fantásticas fotografías que las distintas sondas nos regalan de los diferentes cuerpos de nuestro sistema planetario. Es sólo una cuestión de contraste con el fondo oscuro del espacio...

Y para terminar, una composición en la que se ha puesto al 67P junto a la ciudad de New York, para apreciar bien el tamaño del cometa y el brillo superficial del mismo comparado con un entorno que nos es familiar.
Impresionante.



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